En estos días, la naturaleza nos ayuda a entender qué significa pasar de la muerte a la vida. El invierno hace que la vida natural se retraiga hasta el punto de parecer vencer la vida, pero la primavera trae de nuevo el triunfo de la vida.
Jesús nos ha regalado algo que la naturaleza no puede dar: una vida nueva que no se acaba. Una vida nueva que será esta misma que estamos viviendo, pero no igual. Será la vida completa, la vida plena que nuestro corazón desea.
Que el amor de Dios traiga a la vida de todos nosotros el poder de la Resurrección de Jesús. Y que estos días de Pascua llenen nuestra mente de alegría al recordarnos que nuestra vida es algo más que los problemas de casa día, que las tristezas de nuestras enfermedades, angustias y sinsabores. No dejes de pensar y meditar en la esperanza que la Resurrección de Jesús trae a tu vida. ¡Muy felices Pascuas!
“Así como ingresamos con las mujeres al sepulcro, los invito a que vayamos con ellas, que volvamos a la ciudad, que volvamos sobre nuestros pasos, sobre nuestras miradas. Vayamos con ellas a anunciar la noticia, vayamos… a todos esos lugares donde parece que el sepulcro ha tenido la última palabra, y donde parece que la muerte ha sido la única solución. Vayamos a anunciar, a compartir, a descubrir que es cierto: el Señor está Vivo. Vivo y queriendo resucitar en tantos rostros que han sepultado la esperanza, que han sepultado los sueños, que han sepultado la dignidad. Y si no somos capaces de dejar que el Espíritu nos conduzca por este camino, entonces no somos cristianos.
Vayamos y dejémonos sorprender por este amanecer diferente, dejémonos sorprender por la novedad que sólo Cristo puede dar. Dejemos que su ternura y amor nos muevan el suelo, dejemos que su latir transforme nuestro débil palpitar”. Papa Francisco