Muchas veces necesitamos que nos recuerden las cosas fundamentales de la vida: frecuentemente preguntamos si somos amados, si somos importantes, si tenemos valor. A pesar de que esto es evidente para quienes nos aman, nos ayuda mucho volver a escuchar la verdad.
En este Segundo Domingo de Pascua, la iglesia nos vuelve a recordar algo esencial: Dios es Padre Misericordioso. El Señor te ama incondicionalmente y siempre tiene las puertas de su Corazón abiertas para ti: sólo necesitamos volver a El con el alma llena de confianza y humildad.
No hay nada que sea más grande que la Misericordia de Dios. No hay un amor más grande por ti que el que Dios tiene.
Que este domingo nos recuerde nuevo lo esencial: eres importante para Dios, El te ama como hijo. Nunca hay que tener miedo de volver a El.